La compra de vivienda es sin duda uno de los momentos más importantes de nuestras vidas. No es sólo una gran inversión económica, estamos determinando el lugar donde vamos a vivir durante muchos años e incluso donde van a crecer nuestros hijos. Es curioso que ante una decisión tan importante la mayoría de personas siguen buscando su vivienda sin contar con la ayuda de un experto o acuden a agencias inmobiliarias sin analizar en profundidad cómo funciona el negocio inmobiliario y cuál es el papel del comprador en el mismo.
El comprador es sin duda el impulsor del sector inmobiliario, es quien gasta el dinero y por lo tanto debería de ser quien tuviera el poder de decisión en la compraventa. Sin embargo, quien lleva las riendas en la mayoría de procesos de compraventa es la agencia inmobiliaria y por lo tanto el vendedor. El comprador se encuentra desprotegido ante un mercado poco transparente y lo que es peor, afronta esta situación sin un asesor que le defienda exclusivamente. En conclusión, el comprador carece de medios de análisis para tomar la mejor decisión de compra.
En la compra inmobiliaria tradicional intervienen tres figuras: el vendedor, la agencia inmobiliaria y el comprador. La función de la agencia inmobiliaria en este modelo es la intermediación entre ambas partes. El vendedor contrata a la agencia y esta pondrá los medios necesarios y todo su conocimiento para llevarla a cabo defendiendo los intereses de su cliente. En esta situación el comprador debe de hacer las siguientes reflexiones:
- ¿Quién defiende sus intereses?
- ¿Debe visitar múltiples agencias para encontrar lo que busca?
- ¿Dispone del tiempo necesario para analizar en detalle todos los inmuebles y compararlos?
- ¿Tiene los medios y la experiencia suficientes para hacer la mejor compra?
En países como Estados Unidos o Reino Unido y ciudades españolas como Madrid y Barcelona, el Personal Shopper Inmobiliario está cambiando drásticamente la compraventa inmobiliaria. El Personal Shopper Inmobiliario es un asesor inmobiliario que defenderá exclusivamente los intereses del comprador. Por lo tanto, pasamos de la intermediación a la representación. Tanto el comprador como el vendedor contarán con un profesional inmobiliario que defenderán sus intereses independientemente. Con esto conseguimos eliminar el conflicto de intereses y las emociones que en muchos casos reducen nuestra capacidad de hacer una buena compra. En este nuevo modelo el comprador pasa de estar totalmente desprotegido a tener un profesional del sector que velará exclusivamente por sus intereses consiguiendo importantes ahorros de tiempo, dinero y preocupaciones. En otras palabras, una compra óptima.